- Limpiar el terreno. Se deben eliminar las piedras y la maleza que hay en la tierra para que quede limpia y se pueda cultivar.
- Labrar el terreno. Es importante alcanzar unos 20 centímetros de profundidad en la tierra y removerla para que se airee.
- Fertilizar. Se puede utilizar abono natural hecho con otras plantas o desechos naturales.
- Hacer surcos e introducir las semillas. Se deberán elegir aquellas semillas que mejor se adaptan a cada época del año y a cada terreno. Es importante que exista un espacio entre las semillas para que las plantas puedan crecer bien.
- Regar. Lo adecuado es regar por la tarde o por la noche para evitar que el agua se evapore. En el caso en que se riegue por la mañana, se deberá hacer antes de que salga el sol.
- Proteger. Es importante vallar o proteger el huerto para evitar que se lo coman los animales o que alguna persona lo pise. Se pueden utilizar palos de madera para crear un vallado
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